El Cielo en Agosto Latitud 42º
Breve descripción de nuesrto cielo, astronomía, mitología, etc. Vídeo realizado por Astrosomontano. Sede de Agrupación Astronómica de Huesca en Barbastro.
JAMES CLERK MAXWELL, UN ANTES Y UN DESPUÉS.
JAMES CLERK MAXWELL, UN ANTES Y UN DESPUÉS.
El primer interés
científico de James Clerk Maxwell fue matemático: desarrollar un método para
dibujar óvalos usando alfileres, hilos y un lápiz. Todos sabemos que para
dibujar un círculo basta con atar un hilo a un alfiler, y en el otro extremo un
lápiz. Si utilizamos dos alfileres unidos por un hilo, empujamos el lápiz hacia
arriba y empezamos a hacer trazos manteniendo el hilo tenso en todo momento,
dibujaremos una elipse. Los lugares donde se encuentran los alfileres reciben
el nombre de focos de la elipse. Si acercamos los dos alfileres, la curva
dibujada se parecerá cada vez más a una circunferencia, una figura que aparece
cuando ambos alfileres se encuentran en el mismo lugar, y cuanto más los
separamos más pronunciada se irá haciendo la forma ovalada.
Maxwell, a muy
temprana edad, estuvo explorando la manera de dibujar curvas con dos focos con
alfileres, cordel y lápiz. Este divertimento matemático derivó en su primer
artículo científico, que completó cuando aún no había cumplido los quince años.
Al verlo, su padre decidió enviarlo a su amigo James D. Forbes, profesor de
filosofía natural en la Universidad de Edimburgo. El artículo le llamó
suficientemente la atención como para comentárselo a su colega matemático
Philip Kelland y ambos buscaron en la biblioteca de la universidad si alguien
había hecho algo similar antes. Y lo encontraron: René Descartes. La sorpresa
que se llevaron fue mayúscula: el filósofo, físico y matemático francés había
estudiado las curvas bifocales pero el método de dibujo del joven Maxwell era
más sencillo, y sus resultados más generales. James había deducido que podía
generar toda una familia de óvalos a partir de la siguiente ecuación: m·p + n·q
= s, donde m y n son dos números enteros cualesquiera, p y q las distancias
focales y s la longitud del cordel. En el caso de m=n=1 lo que se obtiene es la
ecuación de una elipse. Maxwell no podía saberlo, pero en años posteriores su
descubrimiento tuvo una gran influencia en el campo de la óptica y en el diseño
de lentes. Este artículo fue leído por el propio Forbes (pues se consideraba
que James Maxwell era demasiado joven para hacerlo) en la mismísima Royal
Society de Londres, y recibido con gran atención y aprobación general.
Así se iniciaba la
carrera meteórica en el mundo científico de James Clerk Maxwell, posiblemente
el científico más grande y más importante que ha conocido la humanidad, No en
vano Albert Einstein escribió: «Una época científica terminó y otra comenzó con
él». Su teoría electromagnética, resumida en las cuatro famosas leyes de
Maxwell, se mantiene como uno de los pilares de nuestro conocimiento del
universo. De hecho, la teoría de la relatividad surge en gran parte por la
imposibilidad de reconciliar la teoría electromagnética de Maxwell con la
mecánica de Newton. Y no solo eso, sino que la teoría electromagnética que
formuló en su tratado «A treatise on electricity an magnetism» («Un tratado
sobre la electricidad y el magnetismo») en 1873, ha resistido los profundos
cambios y revoluciones que sufrió la física a lo largo del siglo XX. Hasta ese
punto es una pieza fundamental en la comprensión del mundo que nos rodea, desde
las escalas más pequeñas, el mundo de los átomos, hasta las más grandes, los
cúmulos de galaxias. Sus ideas eran tan diferentes de lo que se había hecho
hasta entonces que sus compañeros no sabían qué hacer con ellas e incluso sus
amigos más fieles creían que se estaba recreando en una fantasía. Y no era para
menos dado que veníamos de un pasado basado en las teorías de grandes hombres
como Ampere, Huygens y el gran Michel Faraday, correctas pero parciales, y
repentinamente se vio trascendido a un nuevo nivel con una sólida base
matemática.
James estaba diciendo
que el espacio que rodea a las cargas eléctricas y los imanes no está vacío, sí
que contiene algo que le aporta nuevas propiedades y cuyo efecto visible es la
existencia de fuerzas eléctricas y magnéticas. Aún más, que cada vez que un
imán vibra o cambia una corriente eléctrica, se genera una onda
electromagnética (componente eléctrico y magnético) que se esparce por el
espacio del mismo modo que lo hacen las olas en un estanque tras arrojar una
piedra. Y lo más asombroso de todo: que esa onda es nada más y nada menos que
la luz. De este modo y de un plumazo, Maxwell unificaba electricidad,
magnetismo y luz. A partir de aquí se inició una nueva era en la ciencia en la
que todavía nos encontramos a día de hoy, y su enfoque del problema del
electromagnetismo se ha convertido en la manera en que los físicos estudian el
resto de las fuerzas fundamentales de la naturaleza, y junto con su trabajo de
la cinemática de los gases abrió las puertas a las dos grandes revoluciones
científicas del siglo XX, la relatividad y la teoría cuántica.
Solo esto bastaría
para que su nombre apareciera con brillantes luces de neón en la historia de la
ciencia. Sin embargo, Maxwell hizo mucho más. Fue el primero en establecer una
teoría cuantitativa del color y explicó cómo se podía generar cualquier luz de
cualquier color a partir de tres primarios: rojo, verde y azul (cosa que
comprobamos todos los días al encender la televisión); a los 18 años presentó
una teoría matemática sobre los sólidos elásticos, a partir de sus
investigaciones con sólidos a presión y luz polarizada; hizo la primera
fotografía en color de la historia junto a Thomas Shuton a partir de tres
negativos rojo, azul y verde, demostró mediante complejos cálculos matemáticos
que los anillos de Saturno no podían ser una masa maciza y que tenían que estar
formados por millones de aerolitos que giraban a su alrededor; introdujo los
métodos estadísticos en la física creando toda una nueva disciplina que recibe
el nombre de física estadística, la cual se ocupa del estudio de la materia;
puso las bases de la teoría cinética de los gases, que explica el
comportamiento de un gas a partir del movimiento de las moléculas que lo
componen, y relacionó la velocidad y la energía que transporta cada partícula
con sus propiedades macroscópicas, como la temperatura y la presión; predijo la
existencia del viento solar debido a la presión que ejerce el movimiento de la
luz en su entorno; también colaboró con el diseño y fue el primer director del
instituto Cavendish, del que han salido una gran cantidad de premios Nobel.
James Clerk Maxwell
creía en el progreso científico, la «aproximación a la verdad», como expresó en
su lección inaugural en Cambridge al hacerse cargo del laboratorio Cavendish.
Aunque su marcado sentido del deber le obligaba a aceptar las responsabilidades
de los cargos que ocupó a lo largo de su vida, su verdadero compromiso lo tuvo
con lo que siempre fue sin decirlo, un filósofo natural, un indagador emocionado
con descubrir el funcionamiento de la naturaleza. Su visión de los valores
culturales de la ciencia estaba muy alejada de la corriente de laicismo que
empezó a soplar a mediados del siglo XIX, sobre todo después de la publicación
de «El origen de las especies» de Darwin. Profundamente religioso, pero en
ningún momento dogmático o fundamentalista, señalaba que los valores morales y
religiosos eran más importantes que los beneficios del progreso material.
Asociaba el estudio de la ciencia con el crecimiento como persona, y avisaba
del peligro que representaba creer que solo con la ciencia se podía llegar a
algún tipo de iluminación intelectual. Para él había límites al conocimiento y
rechazaba la arrogancia de creer que podíamos acercarnos todo lo que quisiéramos
a la presciencia divina. Sin duda para Maxwell había límites para el
conocimiento científico. Irónicamente su trabajo demostró que basta una mente
libre de prejuicios para superar unos límites que nosotros mismos nos
imponemos.
Parecen necesarias
dos largas vidas para poder concluir una trayectoria tan brillante y exitosa,
pero nada más lejos de la realidad. En tan solo 48 años de vida James Clerk
Maxwell cambió el mundo para siempre. Nació en Edimburgo, Escocia en 1931; en
el seno de una familia de clase alta que le querían y le apoyaban, con gran
interés por la ciencia y la tecnología, y murió en 1879 consumido a
consecuencia de un devastador cáncer abdominal. 8 años después de su muerte sus
teorías fueron finalmente reconocidas y aceptadas por la comunidad, y el nombre
de James pasó a formar parte de la historia de la humanidad.
FRASES
"Las ecuaciones de Maxwell han tenido un impacto mayor en la
historia de la humanidad que diez presidentes." Carl Sagan
"La completa estructura de la ciencia a veces parece un modelo
minucioso de la naturaleza, y otras veces algo que ha crecido de forma natural
en el interior de la mente humana." Maxwell
"La importancia de Maxwell en la historia del pensamiento
científico es comparable a la de Einstein, quien se inspiró en él, y a la de
Newton, cuya influencia él redujo." Ivan Tolstoy
"La teoría de la relatividad se debe en sus orígenes a las
ecuaciones de Maxwell del campo electromagnético." Albert Einstein
Rubén Blasco – Agrupación
Astronómica de Huesca
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Última entrada
Asteroides y cometas visitados por sondas espaciales
Por Fernando Sa Ramón Para quienes nos apasionamos por el cosmos y los misterios que entraña el Universo, una parte muy fascinante de la in...
-
Hoy realizaremos una observación pública con telescopios desde la ermita de Loreto en Huesca. El motivo es que el planeta Mercurio es visibl...
-
¿Cuál dirías que es el planeta con la mayor temperatura del sistema solar? Se podría pensar que Mercurio posee las mayores temperaturas debi...
-
Hace ya más de un año que la Agrupación se puso a trabajar para preparar una expedición a EE. UU. para observar el eclipse de Sol de este p...
-
Enero es uno de los mejores meses para observar el cielo, las constelaciones zodiacales de Cáncer, Leo y Géminis se encuentran muy altas, as...
-
En Julio, el Gran Cuadrado de Pegaso está saliendo por el Este. Mirando al Norte se encuentra la constelación de la Jirafa, situada deba...
-
Nos guste o no, la guerra ha sido siempre uno de los principales motores para el progreso de la humanidad. La gran mayoría de vosotros sab...
-
Nacido en Petilla de Aragón en 1852, un enclave navarro rodeado por la provincia de Zaragoza, Santiago Ramón y Cajal destacó desde niño com...
-
Pocas veces en la historia tiene una generación la fortuna de convivir con uno de esos científicos que cambian, no solo la historia, sino ...