¿Qué son o no son los planetas enanos?

 Por Fernando Sa Ramón (AAHU)

Definir lo que es un «planeta enano» es motivo de muchos debates en la Astronomía, ya que las definiciones se actualizan con cada nuevo descubrimiento. Así es la ciencia: dinámica, cambiante y con cuestionamientos constantes. Aquí te explicamos qué abarcan las definiciones actuales.

Composición con dos fotos reales (color resaltado y distancia no real), Plutón y Caronte.
Imágenes capturadas por la sonda New Horizons de NASA en julio de 2015.

Un planeta enano es un cuerpo celeste que cumple con estas premisas:

está en órbita alrededor del Sol,

tiene suficiente masa para que su propia gravedad haya superado la fuerza de cuerpo rígido, de manera que tenga un equilibrio hidrostático (forma casi esférica),

no es un satélite de un planeta (una luna) o de otro cuerpo celeste,

no ha limpiado la vecindad de su órbita, es decir, no tiene dominancia orbital.

Por tanto, no son cuerpos menores, y la diferencia con los planetas radica en que los planetas enanos NO han limpiado su vecindad orbital porque su masa es demasiado pequeña como para alterar por gravedad sus alrededores de forma significativa, como lo hacen los planetas. Esto supone que el origen de estos dos tipos de cuerpos podría ser distinto. Además, hay varios satélites de planetas que son bastante mayores que los planetas enanos.

Cabe aclarar que «planeta enano» es un término aprobado por la Unión Astronómica Internacional (UAI) en agosto de 2006 para clasificar y racionalizar los recientes descubrimientos de cuerpos celestes que trastocan las definiciones que hemos abarcado en artículos anteriores, pero podría cambiar más adelante según se vayan aclarando los interrogantes que hoy día se tienen y que desafían a la Astronomía y, además, porque hay otras propuestas de definición. Por el momento, la oficial es la que hemos señalado aquí.

Plutón-Caronte y Ceres

Las primeras consecuencias de esta definición son que Plutón ya no es un planeta y Ceres ya no es asteroide, sino que son planetas enanos. Ceres es el único planeta enano del cinturón de asteroides y el único entre el Sol y Neptuno. Los demás se encuentran más allá de la órbita de Neptuno y se llaman también Plutoides (son los planetas enanos que están más allá de Neptuno). Hasta ahora son reconocidos de forma oficial: Eris, Makemake, Haumea y el conjunto Plutón-Caronte. 

El caso del conjunto Plutón-Caronte es un poco especial, ya que, en realidad, son dos planetas enanos orbitando un centro de masas que se encuentra entre ambos y fuera de ellos, y siempre se dan la misma cara (como dos patinadores que giran cogidos de las manos), por lo que debería llamarse planeta doble o sistema binario, a diferencia de la Tierra con su Luna o Júpiter con sus satélites, por ejemplo, cuyos centros de masas están dentro de los planetas. A su alrededor, orbitan cuatro satélites (que se conozcan, hasta hoy), llamados Hidra, Nix, Cerbero y Estigia. Algunos científicos opinan que el sistema Tierra-Luna debería ser considerado un sistema doble por el gran tamaño de la Luna respecto de la Tierra.

Montañas, glaciares y planicies agrietadas de nitrógeno, metano y agua congelados
en la superficie de Plutón, y capas de neblinas en su tenue atmósfera.
Imagen de la sonda New Horizons de NASA, julio de 2015.

Otros cuerpos notables

El planeta enano Eris posee un satélite natural y Haumea, dos; unos pocos asteroides también los tienen, y, al parecer, algunos, hasta cuentan con anillos. También existen asteroides dobles. Por otro lado, Haumea tiene forma ovoide, así como otros transneptunianos que no son planetas enanos (Varuna, 1996TO66). Pero Plutón (o Plutón-Caronte) siempre sirve como referencia y comparación para los de tamaños grandes.

Detectar objetos más allá de Neptuno es muy complicado; pero los datos con los que cuentan los astrónomos hasta ahora indican que debe haber miles de planetas enanos. Se han detectado más de 1300 objetos transneptunianos, la mayor parte con diámetros entre los 100 y 300 km, y unos pocos entre 1000 y 2500 km, como los planetas enanos nombrados, además de Varuna, Quaoar, Orcus, Ixión y Sedna, aunque este último se encuentra mucho más lejos y se considera «objeto del disco disperso». Es probable que, en nuestro Sistema Solar, haya más de diez mil planetas enanos, más de cien mil cuerpos transneptunianos con diámetros de más de 100 km y miles de millones con tamaños kilométricos. 

Si en las estrellas que tienen sistemas planetarios sucede lo mismo que en el nuestro y se han formado de manera parecida, lo cual parece lo más probable, entonces, en nuestra galaxia y en cualquier otra, puede haber un número de planetas enanos y cuerpos algo menores muy superior al de estrellas; es posible que contengan billones o trillones de estos cuerpos y un número mucho mayor de asteroides, cometas y rocas menores. Además de gran cantidad de «planetas errantes», es decir, no ligados gravitacionalmente a sistemas estelares, pues fueron expulsados de ellos por alteraciones gravitatorias.

Comparación aproximada de tamaños de los planetas enanos con otros objetos transneptunianos y con Ceres (planeta enano) y Vesta (asteroide), del cinturón de asteroides. (NASA/Daniel Marín)

Investigaciones recientes

La misión New Horizons de la NASA pasó a gran velocidad junto a Plutón en julio de 2015 y realizó fotografías y mediciones que aumentaron, en gran medida, el conocimiento de este conjunto doble y sus satélites, y, naturalmente, volvió a sorprender a los científicos con datos e imágenes inesperados. La sonda, tras visitar algunos objetos transneptunianos, se perderá en el frío espacio interestelar como sus predecesoras (las Pioneer y las Voyager). 

Actualmente hay una nueva controversia entre astrónomos debido a que algunos de los expertos en este tipo de objetos proponen que, aunque no ha sido descubierto todavía, ha de existir un noveno planeta (o planeta X), mucho más lejos que Plutón, y mucho mayor que los planetas enanos, incluso mayor que la Tierra (no un planeta enano), lo que daría explicación a algunas características de esas lejanas zonas para las que ahora no hay. Otros dicen que este supuesto no es necesario o que la respuesta es otra. Las órbitas de muchos de esos objetos no afectados por la influencia gravitatoria de Neptuno son muy elípticas, muy lejanas del Sol y con grandes inclinaciones respecto del plano del Sistema Solar.

Estas incógnitas y otras tendrían explicación con un supuesto gran planeta situado muy lejos, entre 150 y 1000 ua (150 000 millones de km), mucho más lejos del cinturón de Kuiper, cerca de la hipotética nube de Oort interior, pero deja otras dudas sin resolver, como suele suceder, y las principales son que es muy poco probable que allí se haya formado un planeta o que haya sido expulsado por fuerzas gravitatorias hasta ese lugar, o que provenga del exterior.

El equipo estadounidense que más empeño está poniendo en descubrir ese posible «planeta X», que ha examinado largamente el cielo en su búsqueda, ha descubierto otros planetas enanos y 12 nuevos satélites pequeños de Júpiter distribuidos en dos grupos. La serendipia (un descubrimiento casual cuando se está buscando otra cosa) vuelve a sorprendernos.

Ciertamente, observar cuerpos celestes situados a más de 8000 millones de kilómetros es muy difícil, y es algo que nos ofrecerá interesantes sorpresas en el futuro, seguro, como ya sucedió cuando se descubrieron numerosos objetos más allá de Plutón.

Además, dados los continuos descubrimientos de exoplanetas (planetas de otros sistemas estelares) y su gran variedad, parece que podría volver a cambiar la definición y clasificación de planetas, planetas enanos y planetas múltiples.

Personalmente, creo que las definiciones que ahora rigen están muy bien para nuestro Sistema Solar, pero para otros sistemas, quizá habría que poner otras diferentes, vistas las peculiaridades de cada uno, que no son siempre compartidas entre todos ellos y con el solar.



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