Por Fernando Sa Ramón
En la entrada anterior, hemos hablado sobre algunas de las rocas de origen mnás curioso que se encuentran sobre la tierra, y analizamos las ompactitas y las tectitas. Continuamos con otras rocas muy particulares.
Entramos ahora en una clasificación un poco distinta de las anteriores, que incluye las rocas de origen humano y ciertas rocas de procedencia inquietante.
Fulguritas
Se trata de rocas fundidas y recristalizadas por el impacto de algunos rayos. Esto se produce por una fusión instantánea del terreno por donde discurre la descarga, que puede llegar a varios miles de grados, formando unos tubos huecos irregulares de interior liso y brillante, vitrificado, y exterior rugoso con fragmentos adheridos de materiales que no han llegado a fundir.
Lechatelieritas
Consisten en rocas resultantes de impactos de rayos en arena de cuarzo; por tanto, son vidrios naturales de sílice, pero no tectitas.
Rocas de origen humano
La actividad humana también produce nuevas rocas: aunque parezca incomprensible en principio, iremos viendo que es muy sencillo. Ya hace tiempo que la humanidad hace minerales de laboratorio, como las gemas artificiales (diamantes, esmeraldas, rubís, zafiros, cuarzos) y sus sustitutos (circonitas, vidrio de Swarovsky, moissanitas), así como también los compuestos ultraduros para uso industrial, abrasivos, corte, como el carburo de silicio, nitruro de molibdeno, carburo de boro, más duro que el diamante, y muchos otros.
Las rocas antrópicas (de origen humano) son, para comenzar, el hormigón (posiblemente, el hormigón asfáltico y ciertos pavimentos de roca triturada y cementada también) y las escorias de fraguas, hornos y fundiciones, y otros restos de reacciones químicas fundentes o explosivas.
En las playas de Tunelboca y Gorrondatxe, en Vizcaya, hay un estrato de varios metros de grosor formado por restos de escorias de un siglo de vertidos de los altos hornos mezcladas con ladrillos, hormigón, plásticos, vidrios, cerámica… Y ésta es solo la parte visible de la costa, en cuya plataforma continental sumergida hay unos 25 millones de toneladas de escorias, equivalente a una montaña de 200 o 300 metros.
Orígenes inquietantes
Sin embargo, hay algunas rocas cuya procedencia es mucho más inquietante:
Trinititas
Consisten en rocas fundidas y recristalizadas en explosiones atómicas. Se denominan así porque el lugar donde se probó la primera bomba atómica se llama Trinity, en Nuevo México. Contienen mucha radiactividad. Algunas aparecen a grandes distancias, como sucede con ciertas tectitas, a las cuales se asemejan.
Chernobilita
Es uno de los numerosos productos de la fusión del núcleo tras el accidente de la central nuclear de Chernóbil, el 26 de abril de 1986: silicato de uranio y circonio con acero fundido, contaminado por otros productos de los que hablaremos a continuación. Es sumamente radiactiva.
Corio o Corium
Se trata de una lava, una mezcla fundida y recristalizada de porciones de núcleo de un reactor nuclear formada durante una fusión del núcleo por accidente. Contiene combustible nuclear, productos de fisión, barras de control, materiales estructurales de las partes construidas afectadas, productos de sus reacciones químicas con el aire, el agua y los vapores, y, en el caso que el recipiente del reactor se rompa, hormigón fundido. Es una matriz vidriosa muy radiactiva de silicatos y alumo-calcio-silicatos muy heterogénea con variadas inclusiones y aspectos, que también varía en forma y composición dependiendo del camino que ha recorrido cuando estaba fluida y a muy alta temperatura. Contiene óxidos y silicatos de U y Zr, óxidos de Na, Mg, Fe y otros metales, aleaciones de Fe-Cr-Ni , cerámicas con U, escorias, piedra pómez, metales fundidos con y sin subproductos de fisión, studtita (UO2)2 .4H2O y metastudtita (UO2)2 .2H2O solas y con agua oxigenada, formadas por radiólisis del agua (ruptura por radiación), eliantita UO3 .2H2O, rutherfordita UO2(CO)3 y, al menos, dos compuestos aún sin nombre de U, varios isótopos radiactivos de U, Th, Ru, Tc, Pd… y compuestos de Mn, Ag, Te, Sr, B, Ba, La, Sb, Sn, Cr, Nb, Mo, Ca, Ce, In, Cd, Cs...
Plastiglomerado
Es el curioso y apropiado nombre que un grupo de científicos han puesto a unas rocas formadas por basura, plásticos y desechos de todo tipo debidos a las actividades humanas. Estos los encontraron en una playa de Hawaii y publicaron el hallazgo, pero debe de haber gran cantidad por todo el planeta todavía no identificadas o de origen similar (aparte de las grandes cantidades de plásticos que contaminan los mares).
En esta playa, se hacen fuegos y hogueras en las que queman plásticos que han traído o llegan por el mar hasta la orilla; al fundirse actúan como cemento o amalgama que compacta los diversos materiales del entorno, como arena, piedras, lava, conchas, coral, ramas, telas, ceniza, restos de muchos objetos plásticos y casi cualquier cosa que podamos pensar.
Tras investigaciones, se concluye que en todo lugar donde se acumulen abundantes residuos de plástico y exista una fuente de calor enérgica (una hoguera, un incendio, un volcán activo) se puede formar plastiglomerado; y que puede perdurar mucho tiempo como otra huella del impacto del seer humano sobre la superficie del planeta. Incluso podría marcar un estrato geológico. Cuidado, no hablamos aquí de contaminación, que es peor todavía, sino de rocas, aunque, lógicamente, están muy relacionadas.
Y así, volvemos de lleno al concepto de Antropoceno.
Apareció una noticia, en marzo de 2017, relacionada con el Antropoceno y con los minerales, que recalca otro marcador de dicha época: «El hombre ya ha creado 208 nuevos minerales».
En principio, el experto Robert M. Hazen y otros científicos separan, por un lado, los que se crean de forma intencionada para la tecnología: láseres, chips, materiales de construcción, imanes, y por otro, los muchos que surgen por accidente, al reaccionar algunos materiales, principalmente por actividades mineras, en escombreras, paredes de túneles, pozos, incendios de minas, filtraciones, y de otras formas también: paredes de altos hornos, tuberías geotermales, en restos arqueológicos y de naufragios, enterramientos prehistóricos, edificios abandonados, armarios de museos, vertederos de ciudades y tecnológicos, accidentes nucleares, etc.
Y debe haber muchos más sin descubrir. Es muy fácil entenderlo viendo, por ejemplo, cómo se formaron concreciones calcáreas en acueductos romanos y estalactitas de calcita por filtraciones en puentes, bodegas, arcos, túneles y otras construcciones antiguas y modernas.
También habría que estudiar (no sé si ya se ha hecho) hasta qué punto dejan huella o hay relaciones directas entre ciertos eventos astronómicos y las formaciones geológicas terrestres, como los cambios en la actividad del Sol, cambios en las influencias gravitatorias, explosiones de supernovas o de rayos gamma.
La biosfera tiene intrincadas relaciones con la Geología y la Astronomía desde hace miles de millones de años. Ahora, además, la especie humana es capaz de crear minerales y rocas, tanto intencionalmente como de forma involuntaria.
La Naturaleza sigue su curso, en la Tierra y en el espacio, con o sin el ser humano.